El Día Internacional de la Epilepsia se celebra el 24 de mayo y se empezó a conmemorar en el año 2006.
La Organización Mundial de la Salud(OMS), por su parte, calcula que casi 10 de cada 1000 personas en todo el mundo padecen epilepsia, lo que equivale a casi 50 millones de pacientes. La mayor parte de estos casos (un 90 por ciento) se registran en países en vías de desarrollo, mientras que en los países desarrollados se estima que hay entre 40 y 70 nuevos casos por cada 100.000 personas.
Desde la OMS se advierte que este problema no es menor en lo que a salud pública refiere. Por ello, y para informar y concientizar más a la población en general se está desarrollando una campaña mundial de difusión sobre la epilepsia, al tiempo que se están fortaleciendo las medidas públicas.
Esta enfermedad también afecta a los animales, especialmente a los domésticos, sean gatos o perros, los síntomas son los mismos descritos para el ser humano.
Es una enfermedad crónica caracterizada por uno o varios trastornos neurológicos que deja una predisposición en el cerebro para generar convulsiones recurrentes, que suele dar lugar a consecuencias neurobiológicas, cognitivas y psicológicas.
Una convulsión o crisis epiléptica o comicial es un evento súbito y de corta duración, caracterizado por una anormal y excesiva o bien sincrónica actividad neuronal en el cerebro. Las crisis epilépticas suelen ser transitorias, con o sin disminución del nivel de consciencia, movimientos convulsivos y otras manifestaciones clínicas.
Para diagnosticar un paciente epiléptico se requiere conocer los antecedentes personales y familiares y, por lo general, se corrobora con un electroencefalograma (EEG). También forman parte del diagnóstico estudios de imagenología, mientras que se reservan los procedimientos diagnósticos más especializados para casos muy puntuales.
El tratamiento consiste en la administración de medicamentos anti convulsivos. En los casos refractarios, se apelan a otros métodos incluyendo la cirugía. La epilepsia causa múltiples efectos en la vida cotidiana del paciente, de manera que el tratamiento debe incluir el abordaje de estos efectos.
Causas
El tipo más frecuente (6 de cada 10 casos) es la epilepsia idiopática, es decir, la que no tiene una causa identificable. En muchos casos hay alteraciones genéticas subyacentes.
La epilepsia con causas conocidas se denomina epilepsia secundaria o sintomática.
Dichas causas pueden consistir en:
- Daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales (asfixia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer);
- Malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas;
- Traumatismos craneoencefálicos graves;
- Accidentes vasculares cerebrales, que privan al cerebro de oxígeno;
- Infecciones cerebrales como las meningitis y encefalitis o la neurocisticercosis;
- Algunos síndromes genéticos;
- Tumores cerebrales.
- Prevención
La epilepsia idiopática no es prevenible, pero se pueden aplicar medidas preventivas frente a las causas conocidas de epilepsia secundaria.
La prevención de los traumatismos craneales es la forma más eficaz de evitar la epilepsia postraumática.
La atención perinatal adecuada puede reducir los nuevos casos de epilepsia causados por lesiones durante el parto.
El uso de fármacos y de otros métodos para bajar la fiebre en los niños puede reducir la posibilidad de que posteriormente sufran convulsiones.
Las infecciones del sistema nervioso central son causas frecuentes de epilepsia en las zonas tropicales, donde se concentran muchos de los países en desarrollo. La eliminación de los parásitos en esos entornos y la educación sobre cómo evitar las infecciones pueden ser formas eficaces de reducir la epilepsia en el mundo, por ejemplo debido a la neurocisticercosis.
Fuentes:
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs999/es/index.html